Los psicólogos y sociólogos tienen identificados decenas de sesgos cognitivos. Son barreras, más que límites insoslayables, que pueden ayudarnos a explicar no solo nuestras reacciones ante problemas como la crisis energética o el cambio climático, sino que nos ayudarían a entender porqué son una causa principal que realimenta esos problemas.

 

Veamos sucintamente alguno de ellos que interesa conocer a todo el que se acerque a los temas que ocupan nuestro blog:

 

La negación de lo que duele. Tenemos tendencia a negar u olvidar aquello que no nos gusta.

 

Optimismo. Tenemos tendencia a ser optimistas, a pensar que a mí no me va a pasar. En nuestro caso y sociedad, tendencia al tecno-optimismo.

 

Anclaje: quedarse con parte del asunto, no ver las relaciones e implicaciones más allá. Manejamos una o dos variables en la cabeza, no más (si después de hablar del colapso nos hablan de móviles imaginamos la tecnología futura como si el colapso no fuera a pasar). Es terriblemente difícil ponerse mentalmente en el colapso y todo lo que ello supone.

 

Aversión a la pérdida. Preferimos no ganar a perder (nos duele más perder el coche que no tener uno).

 

Arrastre: Tendencia a seguir a la mayoría.

 

Control: Sobre-estimación de la influencia propia.

 

Autoridad: Tendencia a seguir al líder.

 

Gusto por el promedio: Tendencia a quedarse cerca de la media.

 

Al lector no se le escapará que algunos de esos sesgos están relacionados, por ejemplo, la sobre-estimación de la influencia propia puede estar relacionado con nuestro optimismo. O el gusto por el promedio lo podemos ver como una forma de seguir a la mayoría. O la aversión a la pérdida como una negación de lo que duele.

Pero el quid de la cuestión es ver esas relaciones en realimentación y en realimentación con la Crisis Global que nos ocupa.

 

Así, tenemos tendencia a reforzar a aquellas élites (Autoridad) que nos Anclan en un discurso Optimista que Niegue lo que nos duele, y a luchar por mantener nuestro modo de vida: ¿les suena a la política doméstica?

 

Un ejemplo es el caso de la fe en las energías renovables como tabla de salvación ante la crisis energética, económica y de clima. Los científicos han sobrestimado su capacidad desde el principio (optimismo, anclaje) y comenzaron a publicar hace décadas una capacidad sin límites tecnológicos prácticos. Con el tiempo, y lentamente, esa capacidad renovable fue creciendo en las publicaciones (gusto por el promedio -publicas un poco más que la media en la dirección marcada por las autoridades de prestigio-, Arrastre, Autoridad, Control), hasta llegar a la paradoja de publicarse exageraciones absurdas (como la violación del principio de conservación de la energía en el caso de la generación eólica).

 

Nuestras publicaciones sobre los límites tecnológicos de las nuevas renovables indican 1TWe para la eólica, 2-4 TWe para la solar y 1TWe para el resto. Consumimos más de 12TW de energía final, de los cuales menos de 3TW son en forma eléctrica.

 

Si el lector lee a otros autores verá que se siguen publicando valores muy superiores (de incluso más de 100TWe para el viento y mucho mayores aún para la solar). Normalmente se dan horquillas mínimas y máximas metiendo en el mismo saco las distintas contribuciones y dejando así que el estudioso lector, haga inconscientemente el promedio o se deje llevar por su optimismo. Pero la realidad no es un promedio, pues nuestros trabajos contradicen otros trabajos, no son “promediables”. O ellos están equivocados o lo estamos nosotros. Si el lector ha sumado, quizás haya pensado ya que las nuevas renovables nos aportarán 1+4+1 = 6 TW de electricidad. Sobradamente para introducir en el transporte el coche eléctrico y cubrir la demanda eléctrica del mundo. Pero si hace esto está abusando del optimismo, 2-4 TWe es la horquilla que damos al límite fotovoltaico, ¿Por qué no coge 2TWe o es que ha cogido el promedio 3TWe? Quizás prefiera seguir a la mayoría o a la autoridad de las decenas de autores que con su entusiasmo olvidaron el primer principio de la termodinámica.

 

Es más, si ha escogido 1TWe para la eólica y 2TWe para la solar, sigue siendo optimista, (es lo que nosotros mismos hemos hecho en algún artículo de modelización) porque yo he hablado del límite tecnológico, no de las limitaciones económicas, sociales, políticas etc., obviamente más restrictivas. Incluso nuestros límites tecnológicos suponen optimistamente un mundo que no disminuye de tamaño y menos aún que colapsa. Cuando la disminución es inevitable y el colapso altamente probable. ¿No se estará el lector anclando en el tema renovable sin conectarlo con el resto de problemas?

 

La buena noticia es que esos sesgos son solo sesgos, no límites infranqueables. La mala noticia es que existen y hay que tenerlos en cuenta.

 

Es más, son ellos los que explican porqué no encontramos soluciones a nuestra crisis Civilizatoria cuando sabemos del pico del petróleo, de los límites de las renovables, los minerales, los suelos, el agua, del caos climático, de la pérdida de biodiversidad, de la desigualdad humana, etc. Tenemos la sensación colectiva de ser estúpidos porque no reaccionamos (Última llamada). Llenamos nuestros oídos de conferencias sobre Cambio Climático, Pico del petróleo etc. y esperamos del científico de turno que nos aporte soluciones (eso sí, tecno-optimistas, que no duelan, que no nos alejen del promedio, que nos den control y nos permitan seguir a nuestra mayoría favorita).

 

¿Y si el científico nos dice que el Colapso de Civilización es inevitable ya y cercano en el tiempo histórico? ¿Y si nos advierte de que la disminución material (consumo de energía, bienestar material, etc.) va a ser profunda y generalizada y que es mucho más probable un Mad Max apocalíptico o un Elysium injusto que un paisaje idílico de pequeñas comunas en Transición? Tendemos a seguir enfocando las “soluciones” hacia las renovables, el transporte colectivo, la permacultura y demás “pequeñas” acciones (que, aunque obvias, son poco más que cerrar el grifo, poner una bombilla de bajo consumo o ir en bici al trabajo), en vez de hacia cómo romper y superar esos sesgos psico-sociales, hacia cómo adaptarse a una transición que mientras ocurre será inevitablemente muy dolorosa y hacia cómo aumentar esos sesgos cognitivos constructivos como la empatía y el amor.

Carlos de Castro Carranza

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