Es, probablemente, demasiado simplista achacar toda la crisis económica al precio del petróleo y no se puede negar que, en estos momentos, los problemas financieros son los  más inmediatos. Sin embargo, no deberíamos olvidar que, desde el año 2004 hasta ahora, el precio del petróleo se ha multiplicado por cuatro, y es evidente que esto afecta a todos los sectores de la economía: hunde a las compañías aéreas, inhibe el comercio internacional, encarece el turismo, hace menos atractiva la compra de coches, hunde a agricultores y ganaderos por el precio de los insumos…  en definitiva, hace mucho más difícil el crecimiento de todos los sectores que dependen de él, sobre todo en los países que no lo producen.

La verdad es que, con todas las consecuencias que tiene, lo difícil es no caer en la tentación de atribuirle al alto precio del petróleo la responsabilidad de la crisis global. Además, es posible que sus consecuencias  vayan mucho más allá del aumento de  costes y quizá tengan razón los que argumentan que las relaciones entre la energía y la economía son muy estrechas y el petróleo está incluso en la base de la crisis financiera actual.

A principio de los años 70 un geólogo norteamericano llamado Hubbert se preguntaba qué sucedería con la economía mundial si el consumo de energía  empezara a declinar. Esto le preocupaba especialmente porque él había observado que los yacimientos de petróleo siguen una curva de extracción en  forma de campana, de forma que, cuando se ha explotado aproximadamente la mitad, la extracción se hace forzosamente más lenta. Hubbert estimaba que en torno a 2005 se alcanzaría el máximo de extracción de petróleo de todos los pozos, tanto descubiertos como  por descubrir, y ese momento  marcaría el techo de toda la energía mundial. Su teoría se había visto confirmada en EEUU, que en 1970 había empezado a disminuir su producción,  como él había previsto 20 años antes.

Hubbert   observaba que hay dos construcciones humanas en constante crecimiento: la de la riqueza  real de los bienes materiales y la del dinero. También observaba que el dinero tiende a crecer en virtud del sistema bancario basado en el préstamo con interés, ya que el interés provoca un constante crecimiento de la masa monetaria. Hubbert  pensaba que este crecimiento monetario debía estar respaldado por un crecimiento paralelo de la riqueza física: si el dinero crece y no lo hace la riqueza física, el aumento del dinero se convierte en puramente especulativo, es sólo inflación. Además, la riqueza física  está alimentada con energía en todos sus aspectos;  la energía es, por definición, la capacidad de  realizar todo tipo de trabajos.

El consumo de energía y el volumen monetario  han crecido de forma paralela durante décadas  ¿Qué pasará el día que la energía no pueda crecer al mismo ritmo que el dinero porque se alcanza el pico  del petróleo?  Hubbert hablaba de se produciría una  “inestabilidad  financiera a gran escala”  hasta que se implantase un sistema monetario basado en interés cero y esto permitiera una economía no basada en el crecimiento y la estabilidad entre el mundo físico y el mundo del dinero.

Es hora de ver si las intuiciones de Hubbert  eran correctas, ya que  cada vez es más evidente que estamos viviendo el pico de la producción de petróleo mundial tal y como Hubbert predijo. La propia Agencia Internacional dela Energíaha reconocido oficialmente que el petróleo convencional (es decir, lo que Hubbert consideraba petróleo) alcanzó su máximo de extracción en 2006 y, aunque  ahora estamos intentando  cubrir la demanda con  petróleos de muy baja calidad y biocombustibles,  se observa que la producción total de todo tipo de líquidos se ha estancado  mientras su precio sube sin parar.  Viendo el estancamiento del petróleo y los problemas económicos mundiales actuales, es difícil no preguntarse si la crisis económica no es, simplemente,  esas “inestabilidades financieras a gran escala”  de las que Hubbert hablaba hace 40 años.

¿Y si realmente no tuviéramos una crisis financiera  sino algo mucho más profundo y complejo? ¿Y si estuviéramos viendo que los recursos naturales y la energía, que han sido poco relevantes durante décadas, se vuelven los actores más importantes de la economía? ¿Y si viéramos cómo crecen los países ricos en recursos naturales  y decrecemos los países europeos con fuerte demanda pero muy pocos recursos?   ¿Y si estuviéramos viendo que la globalización se cae porque se ha basado en un comercio internacional que requiere mucho petróleo? ¿Y si la actual crisis fuera completamente diferente a las anteriores porque estaríamos  viviendo un enorme cambio histórico marcado por el colapso del sistema bancario basado en  la deuda y el crecimiento?

Margarita Mediavilla Pascual, abril 2012. Publicado en El Norte de Castilla, 12 mayo de 1012

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