Aprovechad para leer nuestros blogs y difundir nuestras ideas de profesores universitarios antes de que nos callen, porque no sé cuánto tiempo tendremos la libertad e independencia que disfrutamos ahora.
El sábado apareció publicado esto en el BOE:
«Las Universidades, para el mejor cumplimiento de sus funciones al servicio de la sociedad, podrán cooperar entre ellas, con Organismos Públicos de Investigación, con empresas y con otros agentes del Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación o pertenecientes a otros países, mediante la creación de alianzas estratégicas que permitan desarrollar conjuntamente enseñanzas conducentes a la obtención de títulos universitarios de carácter oficial y validez en todo el territorio nacional o programas y proyectos de excelencia internacional.»
Es decir, las empresas podrán entrar en las universidades, no sólo a financiar la investigación, como se ha hecho hasta ahora, sino a financiar títulos oficiales, convirtiéndonos en sus departamentos de formación privados (pero pagados con dinero público).
¿Qué pasará si mi departamento tuviera una carrera financiada por Renault? ¿Me dejarán a mi mis propios compañeros decir que el coche eléctrico es poco eficiente y es mejor una movilidad basada en el tren y en motos eléctricas… o más bien tendrán miedo de que ponga en peligro nuestros puestos de trabajo? ¿Y si fuera Endesa? ¿Me dejarían decir que la energía nuclear tiene muy poco futuro porque el uranio se está acabando? ¿Nos dejarían hablar del pico del petróleo Repsol o BP?
El funcionariado tiene inconvenientes, y no voy a negar que permite que haya gente que, una vez conseguido su puesto, se duerma en los laureles. Pero el funcionariado, la libertad de cátedra y la independencia universitaria, tienen su razón de ser, y por eso se instauraron hace ya muchos siglos. Un funcionario no tiene que decir que lo que gusta al poderoso se ha convertido en «la verdad científica». ¿Podemos dejar que la «verdad científica» que se explica en las aulas esté pagada por las empresas?
Hasta ahora la universidad permitía que algunos locos se escaparan del sistema de la investigación financiada por las empresas. Son esos los investigadores que de vez en cuando hacen estudios diciendo, por ejemplo, que los fármacos del alzheimer prácticamente no tienen ningún efecto, o que las verduras ecológicas tienen más vitaminas, o lo que nosotros decimos en este blog: que tenemos que abandonar el petróleo.
Nosotros investigamos estas cosas de vital importancia para la sociedad y nulo interés para la empresa porque somos funcionarios, porque no nos importa si ninguna empresa financia nuestra investigación, sólo necesitamos tiempo y un ordenador para realizarla. Pero ahora ya no sólo será la investigación sino también la docencia la que dependa de la empresa. Los profesores «chiflados» que investigamos en lo que nos gusta dejaremos de existir, porque estaremos poniendo en peligro la financiación de nuestros departamentos.
El problema es que últimamente confundimos «sociedad» con «empresa». La universidad debe estar para servir a la sociedad y las empresas son una parte de la sociedad, pero últimamente parece que lo son todo.
Marga Mediavilla, abril 2012.