«Un análisis de la metodología del IPCC revela luces pero también sombras. Mientras que el diagnóstico del problema resulta notable, las soluciones planteadas para reducir esas emisiones adolecen de importantes sesgos, y están muy condicionadas por el paradigma científico, tecnológico y social imperante. Pero también se ignoran diferentes dinámicas, interacciones y realimentaciones de los sistemas que pueden ser muy relevantes a la hora de agravar el ya dramático problema del cambio climático.»

Artículo completo publicado en el número 84 de la revista El Ecologista (Marzo 2015):

 

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