¿Por qué siempre que se analiza el fenómeno de la corrupción se pone el acento en el corrompido y muy poco en el que actúa como corruptor? Este asunto parece relevante, pues, a menudo nos encontramos con que importantes empresas a escala nacional e internacional tienen un papel clave en los procesos de corrupción y muy pocas veces aparecen como responsables. Al observar que precisamente esas empresas son a menudo las que aparecen como aquellas con mayores niveles de beneficios y de ventas, ¿cabría pensar que existe una relación entre ambas circunstancias? ¿Será verdad que son las empresas que incurren en prácticas corruptas las que, simultáneamente, presentan mejores resultados económicos? En este texto se avanzan algunos argumentos para tratar de responder a estas preguntas.
Artículo completo publicado en el número 135 de la revista “PAPELES de relaciones ecosociales y cambio global” (2016) [pincha en la imagen para abrir el PDF]: