Hace unos meses publicaba en este blog una entrada sobre el culebrón de Garoña, reflejando el hecho de que esta central había anunciado su «enésima amenaza de cierre», aunque razonando y creyendo que esta vez sería la definitiva. Lamentablemente, las cosas han cambiado. El modo (como dice El País tan elegantemente: «La petición se ha hecho fuera de tiempo y forma») y las prisas nos indican que no ha sido una decisión técnica, sino política, aunque la haya tomado el Consejo de Seguridad Nuclear. Ente que en teoría es independiente. ¿Entonces por qué aparecen consejeros nombrados por partidos políticos? Simplemente, otro órgano más cooptado por la política en este país…
Sin embargo el fondo del post que publicábamos en diciembre sigue siendo válido. La energía nuclear es cara, muy cara, pero es rentable a las empresas cuando papá Estado se encarga de los gastos gordos. Algo así como un hijo que trabaje 5 horas a la semana y se pueda pagar las copas del sábado, pero ¿quién le viste, le aloja y le da de comer? En este contexto puede que hasta el chico ahorre dinero y pueda alardear de ello.
Lo que ha cambiado es que el Gobierno está estudiando modificar la ley para ofrecer ventajas a las operadoras nucleares. O sea, en vez de internalizar costes, externalizarlos. La ecuación es sencilla; y en estas condiciones, ¡sí es rentable operar!
Incluso no parece descabellado pensar que en estos meses la industria nuclear haya chantajeado al Gobierno con el rehén Garoña con el fin de obtener estas ventajas anunciadas. ¿Quizá chantaje no sea la palabra cuando ambas partes aspiran a lo mismo? El tiempo dirá. Y mientras, poniendo palos al desarrollo de las renovables…
Iñigo Capellán Pérez
Muchos ya celebraban que Garoña había cerrado, y está claro que no se le puede dar por muerta. ¿Qué saben Iberdrola y Endesa sobre la nueva legislación del sector eléctrico? Más que el sector renovable, sin duda.
En cualquier caso, conviene recordar que el mayor problema de las nucleares no es su coste. Aunque fueran las centrales más baratas del mundo, hay que cerrar las nucleares, sin esperar otro Fukushima.