Este año 2021, después de un parón de dos años debido a la pandemia de la COVID-19, se vuelve a recuperar la COP26, que en este caso tiene lugar en Glasgow. La ciudad escocesa acoge este crucial evento internacional al que se estima que acudirán unas 55.000 personas de manera presencial. Más gente de lo que esperaban, lo que ha provocado algunos problemas organizativos como aglomeraciones en las zonas de entrada, falta de espacio e incluso fallos en el acceso a la plataforma virtual. El grupo de investigación GEEDS de la Universidad de Valladolid ha sido acreditado como observador de esta vigésima sexta edición y hemos acudido para seguir de cerca la evolución del evento. 

La COP (Conferencia de las Partes) es el órgano supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), adoptada en 1994. Uno de los objetivos de estas cumbres, que se celebran anualmente, es revisar el Acuerdo de París, mantener los esfuerzos internacionales para hacer frente al cambio climático, examinar nuevos descubrimientos científicos y experiencias en la aplicación de políticas y evaluar los efectos de las medidas adoptadas por los países y sus progresos.

Esta COP26 es especialmente importante porque este 2021 coincide con el final del periodo quinquenal en el que se revisan los planes nacionales de los países que vinculados al Acuerdo de París. Por lo tanto, de aquí hasta el 12 de noviembre, fecha de clausura, se llevarán a cabo negociaciones con el fin de materializar en medidas concretas algunas de las ideas del acuerdo o si estas simplemente quedarán en papel mojado y buenas palabras como en los años anteriores.

Hasta el momento, hemos sido testigos de la llegada de los altos mandatarios —los Jefes de Estado de las partes. Hoy, miércoles 3 de noviembre, se han puesto sobre la mesa asuntos como la necesidad de la puesta en marcha de mecanismos de financiación para cubrir las pérdidas y los daños irreversibles (Loss & Damage), la cuestión de la justicia climática y la responsabilidad económica de los países ricos.

Aparte de las negociaciones, la COP26 alberga gran cantidad de actividades y eventos paralelos donde se pueden encontrar desde fervientes defensores de la energía nuclear hasta representantes de pueblos indígenas, pasando por alguna que otra empresa aprovechada ejerciendo un perfecto greenwashing y contra cumbres y manifestaciones de protesta.

Según la revista ECO, editada por la Climate Action Network, y que cada día publica un resumen de los hitos más importantes de la jornada, existe hasta el momento una evidente falta de transparencia en todas las negociaciones. Aunque aún es pronto para valorar los resultados de esta COP, parece claro que los grandes retos girarán en torno a cómo aterrizar esos ambiciosos objetivos del Acuerdo de París referidos a emisiones y temperaturas. En este sentido, tendrá especial importancia la evolución de las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), sobre todo las de aquellos países responsables del grueso de las emisiones. Así, será determinante el rol que tomarán países como Australia, Rusia o China —cuyos Jefes de Estado no han acudido, aunque sí sus negociadores.

Juanjo Mediavilla & Paola López-Muñoz

Juanjo y Paola, equipo de GEEDS (UVa) en COP26

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