Recientemente terminé de leer el libro “La bioeconomía de Georgesu-Roegen” de Óscar Carpintero, texto que “constituye la primera biografía intelectual publicada en castellano sobre este autor, y tiene como finalidad resaltar los principales aspectos de su obra económico-ecológica, de su bioeconomía”. Sin embargo, se trata de mucho más que un texto académico, puesto que se adentra en las interacciones entre el proceso de investigación, la personalidad y los (particulares) avatares biográficos en un contexto en el que las ideas exploradas no se corresponden con el paradigma convencional, canónica, del campo de estudio. En el caso concreto de GR, ésto se tradujo durante el mayor tiempo de su vida en una chocante irrelevancia, aunque se puede decir que plantó muchas semillas (entre sus discípulos figura H. Daly, famoso y brillante proponente del “estado estacionario”) y sus ideas se han constituido en pilar de la Economía Ecológica.
Leer a GR resulta en ocasiones una tarea difícil, incluso ardua, puesto que se trata de textos «muy» multidisciplinares con argumentaciones que integran diversas ciencias (economía, estadística, biología, etc.) con la filosofía de la ciencia en una perspectiva histórica de varias décadas en incluso siglos. Por ello, recomiendo este libro escrito de manera clara y didáctica encarecidamente a todo interesado en el pensamiento de GR, en la crítica contundente a las teorías neoclásicas imperantes, en la investigación del papel de las restricciones físicas (termodinámicas) en el proceso económico, así como en la evolución histórica de los diferentes derroteros que ha tomado la economía que se preocupa por el medio ambiente y la sostenibilidad.
Este post no es una reseña del libro, por lo que me limitaré aquí a comentar muy brevemente la interpretación de GR del proceso económico basándose en las leyes de la termodinámica, y que se encuentra resumido en la figura 1 siguiente:
- 1er principio de conservación de la energía: la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.
- 3er principio o Ley de la entropía: en esa transformación, la energía pierde su calidad y se degrada, disminuyendo sus posbilidades para el aprovechamiento humano.
Para GR, el proceso económico consiste en la transformación de inputs de baja entropía (con alto valor de cambio; materia y energías no renovables), mediante un proceso de transformación también sujeto a límites termodinámicos (como por ejemplo en las tasas de progreso tecnológico o las posibilidades de sustitución), en outputs de alta entropía (bajo valor de cambio; residuos). Así, debido al “carácter irreversible e irrevocable” de la ley de la entropía, su cumplimiento en los procesos de extracción y utilización conlleva un aumento de la escasez” (nótese que la variable precio es aquí irrelevante en la definición de escasez frente a la visión convencional). En efecto, GR interpretaba las leyes de la termodinámica “como limitación física a la expansión del sistema económico” (y este enfoque aplicamos en nuestros modelos).
Asímismo, GR pensaba que “es muy probable que el problema de la escasez aparezca más por parte de los materiales que por el ámbito de la energía, pues siempre nos quedará la opción de apelar –con mayor o menor éxito- al flujo de radiación solar.” En este punto se situó de nuevo a la contra de la mayoría de sus colegas, puesto que (1) los economistas ortodoxos no le atribuían mayor importancia a los inputs energéticos y de material más allá de las coyunturas geopolíticas y de inversión, y (2) aquellos científicos que comenzaban a analizar la importancia de estos inputs se centraban mayoritariamente en el factor energético. Desde luego, en este último punto tuvo especial importancia la crisis energética de los 70. Y GR no ahorró críticas a la denominada corriente del “dogma energético” que postulaba que “los materiales no son ya un problema pues siempre podrían reciclarse por completo por mucho que se disipen. Únicamente haría falta obtener la energía para poder concentrarlos”. Sólo que cuando la tasa de concentración del mineral tiende a cero (como ocurre en los residuos), ¡la energía necesaria para concentrarlos de nuevo tiende a infinito! La obviedad de la imposibilidad de acometer tal tarea de forma práctica llevó a GR a enunciar su 4º ley de la termodinámica, cuya validez no fue sin embargo aceptada de forma teórica. Sin embargo, toda su vida perseveró en recordar que «matter, matters too» (juego de palabras: la materia también importa).
Se puede decir que el factor energético ha continuado concentrando la atención mayoritaria entre los investigadores. Irónicamente, el propio nombre de este grupo de investigación lo demuestra, ¡a pesar de que el aspecto material no es ni mucho menos obviado! (ver por ejemplo el estudio del potencial de la energía solar eléctrica y el post «Sueños tecnológicos contra la pared de la realidad«).
Un análisis del flujo de materiales (incluyendo a los energéticos) a nivel global y de la UE nos pone en la tierra sobre la linealidad de nuestro sistema económico. Pues mientras no seamos capaces de alimentarnos de energía renovable y cerrar los círculos materiales, no habrá sostenibilidad.
Iñigo Capellán-Pérez
Referencias
- Oscar Carpintero. La bioeconomía de Georgescu-Roegen. Montesinos, 2006.
- La obra fundamental de GR, «La ley de la entropía y el proceso económico», publicada en 1971, se encuentra desafortunadamente descatalagoda en castellano, aunque se puede descargar en PDF aquí.
- Presentación de Alicia Valero «Gaia versus Thanatia: El crepúsculo de los recursos de la Tierra» (2014).
En realidad ni es un problema de materiales (no existe la cuarta ley de GR) ni de energía. Sino de su realimentación. Para obtener energía se requieren máquinas e infraestructuras y suelos, y por tanto materiales. Su finitud en nuestro sistema económico da la razón a GR, pero la clave está en «nuestro sistema económico». En el caso del sistema económico de la biosfera esto no se aplica (por eso GR y el concepto de Thanatia no tiene sentido físico porque encontramos un contraejemplo, ver también el post de entropía más abajo o el post de T Murphy sobre el tema: http://physics.ucsd.edu/do-the-math/2013/05/elusive-entropy/).
La biosfera usa mucha energía (y coordinación compleja) para reciclar con tasas de más del 99,5% algunos de sus materiales más «escasos y dispersos», los límites materiales los resolvió reciclando. Decir que no podemos llegar al 100% de reciclado no es útil cuando se puede teóricamente llegar al 99,5% porque esa tasa implica tener que usar 200 veces menos materiales (y generar 200 veces menos residuos) que si tu tasa de reciclado es nula. El problema lo tiene nuestra economía, basada en ciclos abiertos depredadores de la biosfera con fuentes energéticas que solo se pueden usar una vez (fósiles) y que pretenden algunos querer llevar a tasas de uso de las renovables que requerirían espacio, materiales y energía por encima de los límites que estos imponen.
De ahí que GR se aplique aunque lo podamos matizar: la economía humana actual es la que está fuertemente limitada por su chapuza intrínseca, pero no lo estaría tanto si tuviéramos la capacidad tecnológica de nuestra biosfera (que entre otras cosas solo crece si la tasa de reciclado aumenta, y desde luego no crece exponencialmente desde hace miles de millones de años y no lo hará). Los límites son tecno-económicos, no estrictamente termodinámicos.
Lo que limita (entre otras cosas) es la interacción energía-materia.
Carlos de Castro