Esta tarde, día antes de Nochebuena, voy al centro a comprar unos regalos. La ciudad no está, como otros años, llena de gente atareada con el frenesí típico de los últimos días de compras navideñas. Los comercios están vacíos, reina un inquitente silencio en las tiendas. Muchas anuncian cierres directamente, sobre todo las tiendas de muebles y decoración: ya ha llegado Ikea a la ciudad y se apresuran a cerrar.
Es la crisis, pienso. Pero me dicen en una tienda que los hipermercados están hasta arriba. La gente compra, pero ha abandonado el pequeño comercio por los hipermercados. No lo entiendo ¿por qué? ¿por qué ahora en época de crisis?
¿Qué va a ser de nosotros? Si cierran las tiendas familiares, las empresas de muebles, las fábricas de cocinas y de bricolage, si todo termina siendo producido por multinacionales y vendido en hipermercados… ¿en qué vamos a trabajar? Un hipermercado destruye muchos más puestos de trabajo de los que crea cuando se instala en una ciudad, aumenta enormemente las diferencias sociales, crea empleos mal pagados y precarios, producen por salarios de miseria en países sin regulación laboral y ambiental, evaden en paraísos fiscales…
Es como si nos tirásemos directamente a las fauces del león que nos está atacando. Los mercados hunden nuestra economía, las grandes empresas nos abocan a una globalización que está destrozando nuestros estados y lo único que hacemos es lanzarnos en sus brazos. No lo entiendo. ¿Por qué? que alguien me lo explique, por favor.
Cuando hablo de estas cosas en mis charlas la gente me mira como a un marciano, incluso con franca hostilidad. ¿Qué nos pasa?¿por qué nos gustan tanto los grandes hiper? ¿Son realmente tan baratos?
Marga Mediavilla