En el Pacto Verde Europeo se barajan objetivos muy ambiciosos de descarbonización de la economía europea como reducir, por ejemplo, un 50% las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 o bajar un 90% las emisiones de sectores tan complejos como el transporte para 2050. Objetivos de similar ambición son barajados por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y por las organizaciones ecologistas, ya que de esa magnitud deben ser las reducciones necesarias para cumplir con los objetivos del Pacto de Paris e intentar que la temperatura del planeta no aumente más de dos grados.
Pero ¿qué significa bajar un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero? ¿Cómo se cambia una economía como la europea que, ahora mismo, depende de los combustibles fósiles para más de un 70% de su energía? ¿Qué es una sociedad descarbonizada y cómo son su comercio, su aviación o sus ciudades? ¿Son suficientes las medidas que encontramos en los discursos políticos (coches eléctricos, transporte público, eficiencia, energías renovables, etc.) para conseguir estos objetivos?
Para poder responder a estas preguntas hemos utilizado la capacidad de visión que nos permite nuestro modelo MEDEAS-World, que pone en contexto las variables económicas, energéticas y ambientales y permite estimar las consecuencias futuras de las políticas que elijamos. Aunque los resultados de MEDEAS-World son de ámbito mundial, nos sirven para visualizar cuáles es la magnitud del problema y sus puntos clave tanto a nivel mundial como nacional o de la UE. El estudio “The limits of transport decarbonization under the current growth paradigm” ha sido recientemente publicado en una revista revisada por pares y se ha centrado en uno de los sectores más críticos de la transición energética: el transporte. En este post se puede encontrar un resumen en castellano del artículo con los principales resultados y detalles técnicos.
Los resultados muestran que el escenario que apuesta por una fuerte electrificación pero no cambia los patrones de movilidad sólo consigue reducir un 15% las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte. Esto está lejos del objetivo que nos hemos propuesto en este estudio (80% respecto a las actuales) pero es notablemente mejor de lo que conseguiríamos si seguimos con las tendencias observadas, ya que, en ese caso, las emisiones mundiales no sólo no bajarían, sino que aumentarían un 20%. Hay que tener en cuenta que, en este estudio y con el objetivo de analizar mejor las dinámicas del sector transporte, hemos ignorado que el cambio climático pueda tener consecuencias negativas sobre la economía, a pesar de que éstas serían, sin duda, muy significativas en los escenarios con altas emisiones.
Un segundo escenario más ambicioso es el que propone un cambio radical en la movilidad donde que los coches son sustituidos por motos eléctricas (60%), bicicletas eléctricas (20%) y por modos no motorizados (8%). Sólo el 12% de los vehículos privados serían en 2050 vehículos de cuatro ruedas eléctricos. A pesar de estos ambiciosos cambios en la movilidad, la reducción de emisiones en 2050 es únicamente un 30% respecto a los valores actuales. Esto se debe, en parte, a las dificultades que tienen el transporte de mercancías, la aviación y los barcos para encontrar alternativas eléctricas, pero, sobre todo, al efecto rebote que causa la dinámica del crecimiento económico.
Para conseguir reducir un 80% las emisiones, hemos tenido que diseñar un escenario donde, además de las medidas anteriores, añadimos una drástica reducción de la demanda de transporte, especialmente el aéreo, combinada con una estabilización del crecimiento económico mundial en un nivel un 23% menor de la media actual. Este tipo de escenarios de decrecimiento son los únicos que encontramos compatibles con descarbonizaciones ambiciosas, ya que, si la actividad económica sigue creciendo y haciendo que aumente la demanda de energía, es no es posible conseguir los objetivos de reducción de emisiones que se proponen (a no ser que se recurra a hipótesis muy irrealistas y alejadas de la realidad técnica actual o que el marco económico cambie completamente).
a)
b)
Las simulaciones de MEDEAS-World también muestran que, si los ritmos de reciclado no crecen de forma muy notable, antes de 2050 se agotarían las reservas de cobre, litio, níquel y manganeso y buena parte del agotamiento sería debido a las baterías de los vehículos eléctricos. Agotar las minas actuales y abrir nuevas para acceder a recursos de peor calidad que ahora no se consideran rentables requiere nuevos proyectos mineros como los que se están proponiendo en los últimos años en nuestro país y tiene repercusiones devastadoras sobre las aguas y la biodiversidad de áreas extensas.
Todo esto dibuja un escenario muy diferente del que está presente en la mayor parte de los discursos políticos. No basta con invertir en energías renovables, prohibir la venta de coches diésel o fomentar el vehículo eléctrico, hay que avanzar hacia escenarios en los que la hipermovilidad desaparezca, las ciudades se muevan principalmente con bicicletas y tranvías y donde camiones y aviones han sido sustituidos por el ferrocarril. Además, es necesario un cambio copernicano en la forma de funcionar de nuestras economías. Para que la transición energética sea posible son necesarias nuevas teorías y modelos económicos adaptados a un mundo limitado y, desgraciadamente, estas teorías y estos modelos todavía están en construcción.
El modelo MEDEAS-World se ha centrado en describir detalladamente las alternativas tecnológicas, pero no ha contemplado hasta el momento cambios de la estructura económica. Esto hace que todavía no seamos capaces de dar muchas pistas acerca de cómo conseguir estos escenarios de decrecimiento sin que ello conlleve las dramáticas consecuencias de las recesiones actuales en términos de pobreza, desempleo, reducción de ingresos para el estado, etc.. El nuevo modelo en el que GEEDS-UVa está trabajando dentro del proyecto LOCOMOTION (@LocomotionH2020) tiene como objetivo empezar a estudiar estos cambios de estructura económica que puedan contribuir a crear la base de una futura economía biofísica compatible con los límites del planeta. Esperamos ser capaces de atisbar en estas complejas cuestiones en los próximos años y poder contaros los resultados.
Margarita Mediavilla
Iñigo Capellán Pérez
Ignacio de Blas
Daniel Pulido Sánchez
Carmen Duce
Post basado en la siguiente investigación:
- Los límites de la transición energética del transporte. Resultados del modelo MEDEAS-World (resumen en castellano)
- Publicación científica original: de Blas, I., Mediavilla, M., Capellán-Pérez, I., Duce, C., 2020.The limits of transport decarbonization under the current growth paradigm. Energy Strategy Reviews 32, 100543. https://doi.org/10.1016/j.esr.2020.100543 (open access).
Hola, basándome en los valores que veo en vuestra figura (b), calculo que vuestro escenario «decrecimiento» asume una caída de emisiones de CO2 del 6% anual aprox. (he asumido que el porcentaje de electrificación en 2050 será 100% renovable y que la huella de carbono de las renovables se puede despreciar en los cálculos). Esto me lleva a unas reflexiones:
(1) En 2011 James Hansen publicó los resultados de un modelo simple (que no incluía lazos de realimentación lentos). Fue documentado por Ferrán Puig Vilar (https://ustednoselocree.com/2011/05/20/que-es-lo-que-realmente-habria-que-hacer). En uno de sus escenarios proponían un decrecimiento del 6% anual desde 2020 pero además añadiendo la recaptura de CO2 vía reforestación de 100 Gt durante el periodo 2031-2080. En ese caso concluían que la recuperación de los niveles seguros de CO2 de 350 ppm no se alcanzaba hasta el 2120. Entienden que por encima de 350 ppm no se puede recuperar una temperatura segura (menos de 1.5 grados cent. por encima de niveles preindustriales). En realidad ellos proponían como escenario necesario emprender las medidas draconianas en 2013, para de ese modo recuperar los niveles de seguridad en 50 años. Me pregunto cómo de peligroso consideráis vosotros/as permanecer por encima de 1.5 grados durante 100 años.
(2) En el estudio de Hansen se plantea un decrecimiento hasta llegar a emisiones cero, sin embargo vosotros/as, si no he entendido mal, sugerís una «estabilización del crecimiento económico mundial en un nivel un 23% menor». Aunque, según la figura (b) se pasa de un 84 EJ/year a 21 aprox., lo que supone una reducción del 75%, no del 23%. Esto no me cuadra, a no ser que estéis sugiriendo que se puede mantener actividad económica sin a penas uso de energía, y para asumir eso ya hay que poner del revés lo que se entiende por actividad económica. También me pregunto si las 10 EJ/year de energía fósil aprox. que quedan en 2050 según la figura (b) se pueden mantener en el tiempo constantes sin sobrepasar eventualmente el «budget» de CO2 del que disponemos para no superar los 2 grados. Entiendo que en realidad vosotros/as aspiráis a emisiones cero, aunque no lo explicitáis para poder dar proyección institucional a vuestros estudios.
(3) Por último, me pregunto qué papel juega en vuestra opinión el «peak oil» como detonante de decrecimiento. Según conclusiones del informe de la Agencia Internacional de la Energía de 2018 (analizado por Antonio Turiel en https://crashoil.blogspot.com/2020/04/la-tormenta-negra.html), si la producción del fracking se multiplica por tres, se pronostica una caída del sector petrolero del 13% para 2025. Esto es una tasa de decrecimiento anual del 2.5% aprox. Pero si el fracking se multiplica por cero (y es lo más probable a juzgar por los datos https://crashoil.blogspot.com/2020/09/nadie-al-timon.html), la caída será del 40% para 2025. Esto ya es una tasa de decrecimiento del 10% anual aprox. Lo que yo entiendo, es que vosotros/as asumís que los gobiernos no tendrán más remedio, debido al «peak oil», que reestructurar el transporte de una manera parecida a como queda plasmado en la figura (a), pero si el fracking va desapareciendo (ojalá) las caídas podrán ser superiores al 6% anual (ojalá).