Primera sesión: 19 de septiembre
“Análisis de la sociedad actual desde el punto de vista de la sostenibilidad”
Jorge Riechmann
Profesor de Filosofía Moral en la Universidad Autónoma de Madrid
“Limites al crecimiento, capitalismo y la construcción de una sociedad sostenible”
Por una parte nos enfrentamos a la crisis energética (la doble pinza del final de la era del petróleo barato y la desestabilización del clima del planeta), que está atenazando las posibilidades de vida humana decente sobre el planeta Tierra. Y por otra parte, la economía está cayendo en caída libre, después de que el capitalismo se quedara sin los mecanismos de la socialdemocracia, que conseguían equilibrar un poco su inestabilidad.
Hoy la socialdemocracia prácticamente no existe, en nuestro país apenas sobrevive en los sindicatos y en Izquierda Unida (y está resurgiendo esperanzadoramente en el movimiento 15M). Nos encontramos inmersos en esa “guerra de los ricos contra el mundo” que es el neoliberalismo.
En estos últimos años los estados han ido sustituyendo la financiación vía impuestos por la financiación basada en deuda, y este endeudamiento público ha puesto a los gobiernos en manos de los mercados de capital. A la deuda de los estados se ha sumado la privada, mayor todavía, de forma que hemos entrado en una diabólica espiral que consiste en endeudarse para crecer y crecer para pagar las deudas.
1980 fue el año en que la humanidad superó la capacidad de la biosfera de sostenernos. En ese año, paradójicamente, una nueva oleada de gobernantes dio un giro conservador a los gobiernos mundiales más poderosos y los movimientos de solución de los problemas medioambientales que se empezaban a atisbar en los años 70 fueron frustrados.
“Lo que se nos viene encima es mucho con demasiado”, como decían en Cuba en los años que siguieron al colapso de la URSS. No se trata ya de evitar que la generación de los hijos viva peor que la de los padres: eso resulta inevitable; debemos buscar no el “vivir mejor” sino el “vivir con lo
suficiente”, a fin de evitar que entremos en una regresión civilizatoria que deje chiquitas las grandes crisis a las que la humanidad tuvo que hacer frente en el pasado.
No nos damos cuenta de la enorme velocidad a la cual se están sucediendo todos los cambios. ¿El ser humano sería el cáncer de la biosfera? No. La economía capitalista –y particularmente el capitalismo financiarizado– es el cáncer de la biosfera .
Los colapsos no son sencillos, llevan aparejados grandes dosis de dolor, confusión, y turbulencias. La igualdad, la cooperación, el cuidado, son las tres virtudes que nos pueden ayudar a aminorar las consecuencias negativas de toda esta época turbulenta. De momento no vamos por ahí.
- Frente al abismo,
- El calentamiento climático, un desafío civilizatorio,
- ¿Cómo cambiar hacia sociedades sostenibles? Reflexiones sobre biomímesis y autolimitación,
- Ecosocialismo o barbarie.
Carlos de Castro
Profesor del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Valladolid
“Los límites biofísicos”
Seguimos la segunda sesión con una idea muy similar: colapso. Carlos nos habla de la teoría orgánica de Gaia, que afirma que el planeta entero se comporta como si fuera un organismo autorregulado, con un metabolismo que tiende a mantener la estabilidad de los parámetros que hacen posible la vida y a cerrar los ciclos de nutrientes. El ser humano, como especie, se comporta como un parásito de la biosfera: acaparando gran parte de los nutrientes de ésta y emitiendo gran cantidad de residuos.
Un parásito no puede volverse demasiado agresivo ni crecer en exceso, ya que puede llegar a matar a su anfitrión y, en consecuencia, a sí mismo. El ser humano está creciendo estos últimos siglos como una plaga. La teoría de sistemas dice que un ser vivo en expansión que se acerca a sus límites tiene tres posibilidades: la aproximación al límite adoptando un estado estacionario, el sobrepasamiento del límite y posteriores oscilaciones en torno a los nuevos límites y el sobrepasamiento del límite seguido de un abrupto colapso.
Si el crecimiento es atenuado por una reacción anticipada se puede conseguir una estabilización suave. Eso fue posible en los años 70, pero perdimos la oportunidad. Ahora sólo tenemos dos opciones: el comportamiento oscilatorio hacia otro estado de equilibrio de menor capacidad de carga, o el colapso abrupto.
La civilización Maya colapsó abruptamente, ahora el colapso es el de una civilización global, por eso es diferente. Nosotros ya contamos con varios sobrepicos a nuestras espaldas: hemos sobrepasado la energía, los residuos, y tenemos importantes disfunciones en las capacidades de los ecosistemas de absorber nuestros desechos y proporcionarnos alimentos; también contamos con importantes disfunciones en la sociedad humana que no nos permiten ser eficaces en nuestras políticas. Todas estas disfunciones y estos sobrepasamientos se están realimentando, y contribuyen a que la
crisis sea mayor.
Carlos considera que existen dos problemas especialmente importantes: el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. Aunque se suele ignorar este segundo problema, porque lo conocemos mucho peor, la biodiversidad es esencial para la función regulatoria del planeta. Sin esa gran diversidad de especies no se pueden cerrar los ciclos de nutrientes que nos permiten
la estabilidad necesaria para la vida.
¿Pesimismo? El pesimismo conduce a la inacción. Carlos dice que él no es pesimista (se oyen risas en la sala), que somos los humanos los que tenemos poca confianza en nuestra especie cuando pensamos que la única solución debe ser la tecnológica, y esperamos tecnologías salvadoras. Se pregunta también si merece la pena esta civilización nuestra, que, incluso con el gran derroche de recursos que la caracteriza, no es capaz de evitar que mil millones de seres humanos pasen hambre. Quizá simplemente es el momento de empezar a construir una nueva civilización humana que merezca más la pena. Pensemos ya en el futuro, pensemos en la próxima
civilización que vendrá.
De entre todas las citas con las que termina Carlos me quedo con una de Gandhi: “el amor es la fuerza más poderosa del universo, si en el planeta hay caos ambiental quizá es porque falta amor por él”.
Y también con un par de ideas del debate que tuvo lugar después con el público. La disfunción principal que vivimos hoy en día es la de las conciencias, hay gente que sigue pensando que vive en el siglo XX, y lo que es peor, otros piensan que viven en el XIX todavía.
Los paradigmas que nos están robando el futuro en realidad no son tan antiguos. Son sólo un par de generaciones las que han vivido bajo ellos, nuestros abuelos no tenían esa mentalidad, eran mucho más sostenibles. Las ideas equivocadas que se ha instalado en dos generaciones bien se pueden cambiar en otra generación.
Documentación:
Primera sesión: 20 de septiembre
“La energía en la economía”
Antonio Valero y Alicia Valero
Director de CIRCE, catedrático de Energética de la Universidad de Zaragoza; investigadora del CIRCE
“Recursos naturales, energía y economía”
Hace décadas las reservas minerales eran consideradas un factor estratégico de tremenda importancia. De hecho, la principal preocupación que despertaron los informes acerca de los límites del crecimiento, era la relativa a los recursos materiales. Sin embargo en las últimas décadas se ha dejado de hablar de este problema, y da la impresión de que se ha solucionado, nada más lejos de la realidad. Alicia Valero nos habla de que, sencillamente, muchas instituciones públicas que realizaban estudios de reservas de recursos minerales, han dejado de publicarlos. Es muy complicado encontrar datos fidedignos acerca de las cantidades reales de recursos que existen, en su grupo de investigación en la Universidad de Zaragoza llevan años realizando una exhaustiva investigación para determinarlo.
La tecnología moderna se ha vuelto muy dependiente de numerosos elementos muy escasos en la corteza terrestre. Elementos como el niobio, el litio, el cobalto, el indio, el tantalio son los auténticos talones de Aquiles de nuestro desarrollo. Sin ellos muchas de las tecnologías que proyectamos como solución a la crisis energética (la fotovoltaica, las baterías de los vehículos eléctricos, algunos componentes de los molinos eólicos, la electrónica avanzada para control de redes eléctricas) no son posibles o tienen rendimiento mucho menores.
La forma de actuar de la sociedad moderna es demencial. Usamos minerales extremadamente raros, los mezclamos para hacer un móvil o una videoconsola que tiene una vida de apenas unos meses y después todos esos materiales van al vertedero. Una vez que los minerales se han dispersado en los ríos o la tierra, volver a juntarlos requiere una cantidad enorme de energía. Nada se diseña para durar, se hacen mezclas que después hacen imposible el reciclado (es lo que llama “híbridos monstruosos”). Esto es demencial y no puede durar (“esto no puede ser” clama Antonio acaloradamente).
Deberíamos reciclar y reutilizar todos los materiales, pero para ello hay que empezar diseñando las cosas para permitir el reciclado. Pero ¿cómo se puede diseñar algo para reutilizarlo si las “leyes” de la economía están pensadas para fomentar el consumismo? Si no cambiamos el sistema económico que nos empuja hacia el usar y tirar no podemos hacer nada. “Ya vale de un sistema económico basado en la codicia” dice Antonio.
Thanatia es una idea que el grupo de la Universidad de Zaragoza ha desarrollado y nos sirve para apreciar el valor de los recursos naturales. Imaginemos que somos capaces de gastar todo el capital de recursos naturales que tenemos: dispersar completamente todos los minerales, provocar un cambio climático catastrófico, eliminar los ciclos naturales que nos dan alimento y agua dulce…. eso sería Thanatia, un planeta muerto, sin recursos valiosos que hagan posible la vida y la civilización.
Esta idea nos sirve para valorar todos nuestros recursos naturales, que muchas veces no valoramos porque la naturaleza nos los ofrece sin que le paguemos por su extracción. Se usa para ello una medida física: la exergia (o calidad de un recurso). Se calcula cuánta exergía nos costaría crear ese recurso desde el estado de pobreza total de thanatia hasta el estado
actual.
Esta metodología es tremendamente potente para hacernos valorar lo que tenemos: el agua limpia, el clima estable, los recursos materiales….todo ello son riquezas, si sabemos cuantificar lo que tenemos es más sencillo que aprendamos a administrarlo bien para que dure.
Documentación:
- Recursos naturales, energía y economía (ppt), de Alicia Valero.
Mesa redonda
Moderador de la mesa:
- Fernando Frechoso (Universidad de Valladolid)
- Carlos de Castro (Profesor del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Valladolid)
- Ladislao Martínez (Fundación Renovables)
- Antonio García-Olivares (investigador del CSIC)
Carlos de Castro comienza hablando de que las energías renovables son limitadas, según sus estudios, más de lo que se piensa. La energía renovable es la que utilizan los ecosistemas en todos sus procesos vitales, interceptarla a gran escala y a nivel local puede tener consecuencias importantes sobre la biosfera.
Utilizando una metodología de arriba abajo él ha estimado que el límite de la energía eólica estaría en 1TW (frente a los 17TW de energía primaria que se consumen actualmente en el mundo). También ha calculado la ocupación de terreno de la energía solar y es entre tres y cuatro veces mayor en la práctica que lo que las compañías suelen considerar. Es necesario considerar los impactos globales de estas energías, y probablemente su uso no supere la cantidad de energía neta que actualmente estamos usando.
Antonio G. Olivares también está trabajando en modelos matemáticos con el objetivo de determinar si es posible un sistema energético exclusivamente renovable. En cuentran dificultades en escalar por encima de 1TW algunas tecnologías, bien por límites físicos o por escasez de algunos materiales (fotovoltaica). Las únicas con gran capacidad son la eólica y la solar termoeléctrica de concentración. Si tenemos en cuenta que los 17TW del consumo actual en un sistema completamente eléctrico resultarían en 11TW (si descontamos pérdidas de la conversión a electricidad del carbón y el gas) el reto de conseguir estos 11 TW es de gran envergadura.
Si los construimos en 40 años necesitaríamos dedicar grandes esfuerzos económicos a esta tarea, de forma que, por ejemplo, toda la economía del acero que se mueve actualmente debería dedicarse a esta tarea, o el 50% de las reservas totales de platino. Este enorme esfuerzo económico sólo podría llevarse a cabo bajo una “economía de guerra” en la que grandes esfuerzos económicos se concentrasen en la tarea de conseguir energía para el futuro. Es imperioso encontrar una economía del estado estacionario y que no requiera tanta energía.
Ladislao Martínez comenta que, cuando se hace esta pregunta en otros foros, normalmente se piensa que los que apoyan una sociedad renovable son unos ingenuos. Este no es el caso de este foro, en el cual de antemano se asume que el único futuro es el renovable, ya que los límites de los recursos fósiles y el uranio están a la vuelta de la esquina.
Ladislao, de todas formas, apunta a que las renovables no sólo van despacio porque sus potenciales técnicos sean limitados, sino porque se ha subvencionado muy generosamente durante décadas a energías como la nuclear y el gas. La energía nuclear en los años 70 se sobredimensionó, y durante años hemos pagado una moratoria nuclear a las eléctricas. Sin embargo el error cometido estos últimos años con la fotovoltaica lo están pagando las empresas. Las renovables serían mucho más rentables si no existiera un trato de favor a ciertos lobbies.
- ¿Es posible un sistema energético exclusivamente renovable? (ppt), de Antonio Garcia Olivares.
Tercera sesión: 21 de septiembre
“La reconstrucción ecológica de las sociedades actuales”
Roberto Bermejo Profesor de Economía Sostenible del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco.
“Biomímesis: la única vía hacia la sostenibilidad”
La biomímesis consiste en imitar la forma en que los ecosistemas y la naturaleza trabajan para conseguir que la civilización humana pueda sostenerse, es decir, perdurar en el tiempo. Roberto esboza algunos de los síntomas de la colisión de nuestra sociedad humana contra los límites de la naturaleza. Habla del pico de la producción de petróleo y cita algunos estudios que afirman que ya ha habido un ligero descenso en la producción de crudo, aunque existe mucho ruido en la información porque en las estadísticas de petróleo se incluyen productos similares pero que no sustituyen al petróleo en muchas aplicaciones.¿Cuál es la causa de esta colisión con la naturaleza? El antropocentrismo. Consideramos al ser humano superior y en guerra con el mundo natural, la misma expresión “ley de la selva” atribuye a los ecosistemas propiedades inmorales, y sin embargo en los ecosistemas son mucho más comunes las relaciones de cooperación que las de competencia. No vivimos separados en absoluto de la naturaleza, ya que de ella siguen viniendo todos nuestros nutrientes y materiales y ella sigue reciclando todos nuestros residuos.
Llevamos unos siglos de pensamiento antropocéntrico, de centrar la felicidad en la posesión material, en asumir que la economía debe crecer siempre, y hemos sustituido los dioses de las religiones tradicionales por dos nuevos dogmas: el mercado y la tecnología.
Debemos cambiar hacia un paradigma de la sostenibilidad y queremos sobrevivir como especie. La especie humana no es sino una más, y es perfectamente prescindible para el planeta. Cada especie es perfecta y armónica y las tecnologías de la naturaleza y los ecosistemas son infinitamente superiores a las tecnologías humanas.
Debemos aprender de los ecosistemas a perdurar imitando sus mecanismos: el cierre de todos los ciclos de elementos, el ahorro de energía, el mutualismo, la resilencia (capacidad de un sistema de mantener sus funciones e identidad frente a impactos extremos).
Necesitamos una evolución de la conciencia, una ciencia mucho más holista. No es cuestión de ética, sino de simple supervivencia de nuestra especie.
En el coloquio surge un comentario acerca de las etapas que una persona atraviesa cuando le comunican que tiene una enfermedad grave, y que puede ser una buena analogía de la situación de nuestra sociedad. En principio la primera reacción es la negación (“esto no puede ser cierto”), la segunda es la ira (“¿por qué a mi?”), la tercera la depresión y, por último, se pasa a la aceptación (en el caso de que sea una enfermedad terminal) o la lucha (en el caso de que quede esperanza de superar la enfermedad). Esperemos que sepamos tod@s pasar por todas estas etapas hasta la acción.
Documentación:
Social de la Universidad de Valencia
“Cambios de valores y cambios humanos frente a cambios tecnológicos”
Ernest comienza describiendo la situación de translimitación que estamos viviendo, según los últimos datos la humanidad ya ha superado sus límites y el colapso es más difícil de evitar, porque un nuevo equilibrio exigiría ahora una fase prolongada de decrecimiento, de des-desarrollo. No parece que la población se esté estabilizando con la suficiente rapidez, ni tampoco la ecoeficiencia esté actuando, por ello vamos a tener que enfrentarnos al decrecimiento.
¿Es esto una simple teoría de la catástrofe como otras muchas que han circulado siempre en la historia? Hay dos rasgos en la información acerca de la crisis ecológica que hacen que la podamos distinguir claramente de este tipo de teorías. La primera es la abundancia y refinamiento de los datos aportados por los científicos, y la segunda es el hecho de que últimamente ya no se habla de amenazas futuras: el daño ya está hecho, el lobo ya ha llegado.
Dos tercios de los servicios de la naturaleza están deteriorándose en el mundo. Repárese en el énfasis: no que están amenazados por un deterioro futuro, no que podrían llegar a deteriorarse, sino que ya lo están haciéndolo
No es una opción voluntaria, ni una idea a la cual nos podemos adherir o no, es un curso inevitable del cambio social impuesto por la naturaleza. Ni siquiera si encontrásemos fuentes de energía baratas y abundantes podríamos revertir el proceso. De hecho, lo peor que le podría pasar a la humanidad en estos momentos sería que encontrásemos dichas fuentes, ya que el sistema terminaría estallando por otro lado. Hemos vivido siglos de fe en el progreso, que ha consistido en creer que, si tenemos algún problema, lo resolveremos en el futuro con un cambio tecnológico o una revolución política. La crisis ecológica está cuestionando nuestra fe en este progreso.
¿Podemos alcanzar una civilización industrial basada en energías renovables? Ernest nos recuerda que la primera industrialización se basó en energías renovables, las primeras fábricas en el siglo XIX se movían con energía hidráulica. ¿Vamos a poder volver a una industrialización basada en estas fuentes de energía con 2000 millones de habitantes? ¿y con
9000…?
Es bueno empezar a limpiar la mente de telarañas y de ideas preconcebidas, en ese sentido recomienda la lectura de la literatura de “ciencia ficción decrecentista” que está empezando a surgir. La última reflexión de la charla de Ernest surge a raíz de una pregunta y es, al menos, alentadora. Incluso sin tener excesiva confianza en la bondad del ser humano, hay una característica que, desde luego, no se puede dejar de reconocer a nuestra especie: nuestra enorme capacidad de adaptación. El ser humano ha dado muestras de una gran capacidad de
adaptación como especie, somos, desde luego, capaces de cambiar muy rápido.
Documentación:
- Cambios de valores y cambios humanos frente a cambios tecnológicos (ppt)
- El cambio social más allá de los límites al crecimiento
- Sostenibilidad y tecnología en el post-desarrollo>
- El cambio social en la era post-fosilista.
- Los límites desbordados.
Cuarta sesión: 22 de septiembre
“La transición hacia una sociedad realmente sostenible”
Margarita Mediavilla Profesora del Departamento de Ingeniería de Sistemas
y Automática de la Universidad de Valladolid (Coordinadora del curso)
La charla de Marga comienza con una revisión de los informes sobre los límites del crecimiento y con dos ideas que resultan de estos informes. La primera, que es necesario un enfoque sistémico para abordar estos problemas, ya que todos ellos interaccionan entre si; y la segunda que es preciso conseguir un crecimiento cero.
A pesar de que las conclusiones de estos informes eran evidentes y los datos históricos están confirmando las predicciones, sorprende el poco interés que ha tenido la humanidad por abordar el problema. Se han intentado medidas parciales, pero nunca la recomendación fundamental: dejar de crecer. ¿Por qué no hemos dejado de crecer? Marga nos habla de una dinámica muy arraigada en nuestra sociedad: la necesidad del crecimiento económico, y de una causa inmediata de ello, el préstamo bancario con interés.
Uno de los actores básicos de este crecimiento es la energía. La energía es la base de la vida y no debemos olvidar una de sus leyes fundamentales: el segundo principio. Ya que, aunque la energía no se destruye, cada vez que se utiliza, se degrada, y esto nos habla de un mundo limitado. Cuando hablamos de que la tecnología ha avanzado enormemente solemos olvidar el papel que ha tenido en ello la energía. Sin el uso cada vez mayor de energía de calidad, gran parte de los avances de nuestra tecnología no son posibles.
Hemos pasado de economías limitadas y basadas en la tierra (que era la única forma de captar energía conocida antiguamente), a economías capitalistas y basadas en el crecimiento. Y hemos podido hacer esto porque ya no estamos limitados por la cantidad de tierra, ya que la abundante (hasta ahora) energía fósil nos permite captar mucha más energía que la tierra.
Los estudios realizados por el Grupo de Investigación en Energía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid muestran qué influencia van a tener los límites de los recursos energéticos. Las conclusiones hablan de que no hay tiempo para sustituir el pico del petróleo. Los sustitutos sencillos (coche eléctrico, biocombustibles) son muy insuficientes. Solamente cambios radicales en los patrones de consumo, que nos permitan ahorros muy importantes, podrían evitar la crisis económica derivada del pico del petróleo.
La electricidad no presenta problemas tan inmediatos. La sustitución de las fósiles por las renovables puede hacerse siempre que el consumo no aumente demasiado. No merece la pena un renacer nuclear, ya que requeriría un esfuerzo similar al de las energías renovables y, una vez hecho, el uranio escasearía en unas pocas décadas. La energía nuclear no genera combustibles líquidos que puedan sustituir al petróleo, y, si no somos capaces de evitar el pico de éste, es probable que la demanda de electricidad no crezca, debido a la crisis económica resultante. Hasta ciertos límites, las energías renovables nos permiten obtener energía para una sociedad austera y basada en electricidad renovable… si todo lo demás funciona
La charla termina echando un vistazo a los retos globales y a la necesidad de dejar atrás una economía basada en el crecimiento para avanzar hacia una economía y una sociedad del “suficiente”. Dos de los retos más inmediatos derivados del pico del petróleo son la agricultura y el
transporte y, entre las alternativas económicas Marga destaca algunas de las propuestas concretas del informe “Enoguh is enough” de CASSE (Centro para el avance de la economía del estado estacionario): reforma del sistema bancario, repensar la empresa y la producción, cambio de modelos de urbanismo, movilidad y comercialización, cooperación internacional, valores del “suficiente”….
Por último, llega la nota optimista con dos dinámicas que pueden ayudar a precipitar los cambios. Por una parte la oportunidad el hecho de que seamos tan dependientes del petróleo va a forzar a cambios radicales en la política y la economía, pero cuando esto ocurra todavía tendremos un
margen de unos años hasta que se alcance el pico total de todas las energías. La otra oportunidad viene de la agroecología y la soberanía alimentaria. La escasez de petróleo puede ayudar a que los grupos que trabajan en el planeta para una agricultura ecológica y la soberanía alimentaria ganen fuerza. Este tipo de agricultura es tremendamente mejor que la actual para los ecosistemas y también para las poblaciones campesinas de numerosos países.
Pero, sean cuales sean las soluciones que intentemos aportar, no debemos olvidar que el problema es global y sistémico y la solución también debe serlo: deben abordarse todos los problemas a la vez y debe provenir de todos los actores.
Una de las intervenciones del público introduce en el debate la paradoja de las nuevas tecnologías que ahorran energía y materiales, pero requieren un cambio que hace más corta la vida de los aparatos. Es un debate en el que hay que estudiar el ciclo de vida total y comparar, pero en algunas
ocasiones es un falso debate, porque, detrás de los llamamientos de la industria a usar productos de bajo consumo, en muchas ocasiones se esconde el interés de vender más.
Sin embargo hay una cuestión interesante en este debate: el cambio tecnológico nos ayuda a progresar técnicamente, las tecnologías pensadas para durar no nos estimulan a innovar, ni siquiera haciendo nuestros productos más ecológicos. Es una cuestión que queda sin respuesta. Esta sociedad del crecimiento nos ha traído un gran dinamismo ¿cómo hacer que una sociedad que no crezca sea también dinámica y creativa? Es un reto que deberemos afrontar en el futuro.
Documentación:
Mesa redonda
Moderador de la mesa:
- Francisco Javier Gutiérrez Hurtado (Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid)
- Carlos Taibo (Profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid)
- Oscar Carpintero (Profesor de Economía Aplicada de la Universida de Valladolid)
- Jordi Pigem (Filósofo y escritor)
Carlos Taibo rompe el fuego de la mesa redonda planteando una pregunta: ¿cómo es posible que, ante una acumulación de datos tan graves, la respuesta social sea tan poca?
La respuesta que propone tiene que ver con dos mensajes que los medios de incomunicación lanzan: “no hay tantos riesgos como dicen”, y “ya aparecerán tecnologías que nos salven”. Últimamente está surgiendo otro mensaje más preocupante todavía en los medios de incomunicación: se reconoce la gravedad de la situación y se habla de que es necesaria otra vuelta de tuerca en el sometimiento del trabajador para superarla. Este último mensaje nos sitúa ante una tarea difícil. No podemos renunciar a la denuncia de los graves problemas ambientales, pero es necesario evitar que esto conduzca hacia un darwinismo social militarizado.
Carlos advierte que tenemos que ser cuidadosos también en nuestros mensajes. Damos por descontado que el auditorio al que hablamos es homogéneo, y nada más lejos de la realidad. Existen diferencias generacionales que hacen que una misma palabra como consumo no tenga las mismas connotaciones para un anciano que para un joven.
Los hechos se han acelerado tanto últimamente que nuestra capacidad para reaccionar ante ellos se reduce. Desde esta misma primavera hemos asistido a las revueltas en el Maghreb, el sunami y el accidente nuclear en Japón y el movimiento 15M.
En muchos casos el movimiento de los indignados se ha fusionado espontanea y armónicamente con los grupos alterglobalización, mientras que destaca su escasa representación en el mundo obrero y en el medio rural. Pero hay que reconocer que el 15M ha representado un vuelco en nuestras conciencias. Nuestras emociones y pensamientos no son los mismos que antes del 15M, cosas que antes no eran posibles ahora lo son. Oscar Carpintero abre su intervención con un anuncio aparecido hace pocos días en la prensa. Una empresa eléctrica anunciaba a toda página: “ahora la energía no tiene límites”. El anuncio evidencia hasta qué punto las empresas solucionan los problemas a golpe de campaña de imagen, imagen “verde”, en muchas ocasiones.
Decimos que en la actualidad hay crisis económica porque la ésta ha llegado también a las 1000 grandes empresas multinacionales, pero ya existía antes una crisis alimentaria, ya había desnutrición y miseria; todo esto ya ocurría antes sin que se hablara de crisis. Ahora se habla de
crisis porque ésta está llegando incluso a arriba.
La crisis ecológica interpela a la izquierda. Gran parte de la izquierda ha pensado que el aumento de los bienes mejoraría la situación de los trabajadores. Es un reto que debe afrontar: no esperar que el crecimiento sirva a la clase obrera.
Podemos llegar a una sociedad acorde a sus límites de dos maneras: por medio de un ecofascismo, o por medio de la autolimitación y el reparto de costes y beneficios. Esta última opción requiere esfuerzo y tiempo. ¿Qué objetivos e instrumentos tenemos para conseguir una sociedad acorde a sus límites y basada en esta segunda opción? El objetivo debería ser poner
en el centro la satisfacción de las necesidades humanas, no el consumo, teniendo en cuenta que la renta no equivale a bienestar, sino que existen tres grandes generadores de bienestar para un ser humano: los bienes materiales, el tiempo y las relaciones humanas.
Como instrumentos podemos hablar del mercado, por ejemplo. Los mercados van a ser necesarios, pero, ni son una panacea, ni son neutros. Los resultados de un mercado dependen de las reglas bajo las cuales trabaja. Se pueden diseñar mercados para beneficiar a algunas elites o se puede diseñar mercados que favorezcan la dispersión. Se puede diseñar esferas libres del mercado que cubran las necesidades básicas del ser humano. Se pueden diseñar mercados que beneficien a la naturaleza, o que ayuden a desconcentrar el poder económico que se ha concentrado tanto estos últimos años.
Tenemos dificultades grandes y además debemos trabajar contra corriente. Una de las dificultades más importantes son nuestras barreras mentales, después de años de “masaje mental” capitalista, y no debemos olvidar que “la burguesía contagia a quienes la combaten”.
Jordi Pigem comienza con un verso de Jorge Guillén “no soy nada sin ti, mundo”. Nuestra civilización ha llegado al extremo de concebir el planeta entero como un almacén de recursos a explotar, antes de nada tenemos que empezar a revalorizar la naturaleza y verla con reverencia, como mucho más que un objeto a nuestro servicio.
Los economistas poseen prejuicios mentales que les impiden ver cosas obvias, pero hemos entrado en una crisis del crecimiento que ha llegado hasta las elites, hasta el mundo económico, aunque llevaba ya tiempo tocando a otros estratos. Todos los ecosistemas y todas las comunidades humanas están ya en crisis: hay que cambiar, no queda más remedio. Pero el crecimiento no solo es ya imposible, sino que no nos sirve para satisfacer nuestras necesidades como seres humanos. Según la New Economics Foundation, si valoramos un índice combinado la satisfacción personal, la esperanza de vida y la huella ecológica, países como Costa rica figuran en cabeza del bienestar mundial, mientras que algunas de las naciones más poderosas están en los últimos puestos.
Jordi no lo hablaría de decrecimiento sino de acrecimiento, ateísmo del crecimiento, falta de confianza el él para resolver los problemas. Este modelo económico está concluido, no saldremos de la crisis hasta que no lo cambiemos. La crisis económica es positiva, es bueno que la economía no funcione, porque, como hasta el momento parecía que funcionaba, no hacíamos nada.
Debemos reinventar nuestra forma de estar en el planeta, reinventar todas las profesiones, cada uno de nosotros podemos participar en la transición desde el rediseño de nuestro trabajo y nuestra vida. Ante los límites del crecimiento tenemos una ilimitada capacidad de aprender e innovar, tenemos más oportunidades que nunca, un enorme abanico de posibilidades se abre en este momento para esta generación.
Documentación:
- Doce preguntas sobre el Desarrollo, de Carlos Taibo.
- La hora del decrecimiento, de Jordi Pigem.
VIDEOS Y CHARLAS
- Charla de Jorge Riechmann, “Límites al crecimiento, capitalismo y la construcción de una sociedad sostenible”.
- Charla de Carlos de Castro, “Los límites biofísicos”.
- Mesa redonda con Carlos Taibo, Óscar Carpintero y Jordi Pigem, “Hacia una sociedad acorde a sus límites”.
- Intevención de Antonio Valero el 20 de septiembre durante el debate tras la mesa redonda.
- Charla de Roberto Bermejo, “Biomímesis, único camino hacia la sostenibilidad”.
Entrevistas
- Entrevista a la Coordinadora del Curso, Margarita Mediavilla
- Entrevista a Carlos Taibo
- Entrevista a Alicia y Antonio Valero
- Entrevista a Jorge Riechmann
- Entrevista a Oscar Carpintero
- Entrevista a Carlos de Castro
- Entrevista a Jordi Pigem
Corto
Resumen de las entrevistas realizado en el Taller de documentalismo social organizado por Entrepueblos en mayo de 2012. El fin de las colonias. Los límites del crecimiento.