Perspectiva global de los límites de la transición energética

La jornada se abrió con la presentación de Carmen Duce, de Ecologistas en Acción, sobre el motivo de las jornadas acerca de los límites de la transición energética en la que intervino Antonio Turiel exponiendo su perspectiva global de los límites de la transición energética y Helena Sánchez Reyes, Jesús Manuel González Palacín y Luis Rico García Amado sobre los límites a la ocupación de territorios rurales para instalaciones de energías renovables.

Antonio Turiel nos dio una visión global y nacional sobre la situación actual de los recursos energéticos (fósiles y renovables) y nos explicó por qué la sustitución del 100% de los fósiles por las energías renovables no es un escenario realista.

La agencia internacional de la energía (IEA, en inglés) en un informe del 2010 preveía para el 2025 una caída del consumo del petróleo del 34%, según los objetivos propuestos de reducción de consumo de combustibles fósiles. Los escenarios planteados por la agencia afirman que es la demanda la que va a decrecer, pero, desde 2014 las empresas petroleras han disminuido la inversión en un 50%, las compañías estadounidenses pierden dinero a pesar de que los precios sean los más altos posibles sin inducir recesión. 

Además, si se realiza un análisis histórico, resulta que un déficit del 34% en el consumo de petróleo parece un número poco realista, considerando que durante la cuarentena del COVID-19 hubo una reducción del 6%, con la crisis del 2008 una reducción del 4%, y en la segunda guerra mundial una reducción del 20%. Todas esas reducciones fueron “obligadas”, mientras que la reducción que debería ocurrir en los próximos 10-20 años debería ser una reducción voluntaria.

Pero al colapso del petróleo y el gas, acompaña la crisis del diésel (inducida por escasez de hidrocarburos) que afecta directamente a la agricultura, la minería y el transporte y el colapso del uranio, que evoluciona peor que las previsiones (actualmente, el 27% del consumo de uranio proviene de recursos secundarios como el armamento nuclear). Debido a todo lo anterior, surge la necesidad de generar nuevas formas de energía primaria. 

En 2021 se plantea un escenario de despliegue abrupto de renovables (escenarios que prevén un aumento del 120% de producción de litio) y el ponente plantea una pregunta “¿Está la solución en el 100% renovable?”. 

A largo plazo, la sociedad sólo podrá basarse en las energías renovables pero el “100% renovable” no equivale a la misma cantidad de energía que la consumida actualmente y, además, presentan importantes limitaciones:

  • Las renovables tienen un potencial máximo marcado por agentes geofísicos y una tasa de retorno energético baja.
  • Dependen de materiales críticos, escasos.
  • Su instalación requiere el uso de energías fósiles.
  • Para su uso como fuente primaria de energía se necesita un sistema mayoritariamente electrificado, cuando en la actualidad la energía eléctrica supone únicamente un 20% de toda la energía total consumida en el mundo.

No obstante, este modelo de transición llega tarde y el ponente advierte que otra transición es posible, más local y eficiente, pero, involucra un gran cambio social: “diversos estudios muestran que se puede mantener nuestro nivel de vida consumiendo un 10% de la energía y materiales”, “se podría fabricar electrónica virtualmente eterna”, “se podría plantear el diseño de la tecnología para facilitar su reciclado”…

Antonio Turiel concluye de manera positiva, dejando abierta la esperanza de que podemos cambiar el futuro, con respeto a la tendencia que estamos observando hacia un posible colapso de la sociedad, si somos capaces de reducir nuestro consumo y por ende nuestro impacto, en línea con la idea del decrecimiento o post crecimiento.

En la contribución siguiente se hablaba de los conflictos entre los usos de las tierras, con los invitados Helena Sánchez Reyes, Jesús Manuel González Palacín, Luis Rico García-Amado. En particular se habló sobre la ocupación de tierras en ámbitos rurales para instalación de energías renovables (solar y eólica), en una época en la que el sector agrario está en plena crisis, y posiblemente en un futuro próximo se vea afectado por aumento de costes relativos a los fertilizantes, como también por una continua pérdida de tierra fértil.

Límites a la ocupación de territorios rurales para instalaciones de energías renovables

Los tres ponentes proporcionaron tres puntos de vista distintos basados en sus propias líneas profesionales. Luis Rico García-Amado, de Ecologistas en Acción, nos transmitió una perspectiva más general en la que el lucro, el ego y la planificación fueron los tres protagonistas de su argumentación, a continuación se expone un resumen de sus aportaciones al debate: 

Si planteamos un escenario futuro justo, suponiendo un aumento en la población, migraciones climáticas, que todo el mundo tiene derecho a un mínimo de energía, un futuro 100% renovable, sin deuda ecológica, un sistema eficiente y con interés en la conservación del ecosistema… Los cálculos realizados pronostican que hay que reducir un 65% el consumo de energía total.

Las estrategias para alcanzar este futuro radican principalmente en la planificación: es necesario gestionar la demanda, electrificar el sistema con reducción previa del consumo, soberanía alimentaria (en la que parte del regadío deberá pasar a secano), conservación de la biodiversidad, descentralización y control comunitario. Para alcanzar el despliegue de renovables necesario se debe comenzar por el suelo urbano, después se ocupará el suelo degradado.

Afrontar lo anterior es un gran reto estratégico que exige construir consenso por el bien de todos, para ello hay que superar el ego propio y anteponer el bien social a la soberanía energética liderada por el lucro, un sistema sin planificación, centralizado y que no permite un acceso justo e igualitario a la energía.

Superar el ego, erradicar el lucro y construir consenso social y medidas políticas basadas en la planificación, son las tres claves para construir el escenario propuesto.

Helena Sánchez Reyes, abogada, nos habla de las claves concretas de la ocupación de territorios desde un punto vista jurídico:

Desde el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) se advierte del gran impacto que va a generar un despliegue de renovables abrupto en el que no intervengan criterios ambientales. Helena recalca, al igual que Luis, que la falta de planificación es el principal peligro que atenta contra la estructura económica de los pueblos, contra el patrimonio ambiental y la distribución de la riqueza. La ponente señala que, a pesar existir un plan nacional de energía y clima, no existe un plan a nivel territorial, solo se especifica la potencia instalada de renovables a largo plazo con el único criterio de no ocupar zonas protegidas o reservas naturales, a través de los denominados “mapas de sensibilidad”.

Por otra parte, además de que existen pocas reglas para gestionar el “despliegue de renovables”, las pocas directrices que propone el PNIEC no se están respetando; se debería frenar la expansión de renovables cuando se cubra la demanda previesta por el PNIEC y no se está haciendo, no se está instalando preferentemente sobre zonas urbanas como se acordó, ni está generando empleo en las zonas urbanas como se había planificado en un principio, ni se está preservando la biodiversidad de los emplazamientos ocupados.

Pero “¿Quién elige los territorios?” Helena nos cuenta que lo hace la “libertad de empresa”, el primero que llega. Ahora se hacen subestaciones eléctricas donde se vayan a instalar más parques y no al revés, como dictamina la lógica. El estado proporciona a las empresas la libertad de expropiación a través de agentes privados; la potestad sobre el ordenamiento del suelo no se debería ceder a las empresas de forma directa o indirecta, ya que las empresas explotan los recursos con el único criterio de obtener el máximo beneficio.

Las renovables, a nivel territorial, se plantearon como una forma de revalorizar el medio rural, de generar empleo e impulsar su economía y nada de ello se está cumpliendo; “No creemos en el futuro de los pueblos si damos subsidios en vez de oportunidades”.

Para finalizar, Jesús Manuel González Palacín, coordinador regional de UCCL, nos expone el punto de vista de los agricultores, el enfrentamiento entre la soberanía energética y la alimentaria:

El discurso de los agricultores sobre las renovables ha cambiado, hace 15 años lo apoyaban pero ya no. Jesús hace énfasis en la misma idea que Helena y Luis expusieron, “los agricultores apoyaban el despliegue con planificación”.

Jesús nos habla de la crisis alimentaria, de la especulación y la volatilidad de los precios de los alimentos. Da cuenta de la fragilidad de nuestro sistema de producción de alimentos: “La alimentación depende de 5 cereales y los controlan 4 compañías que gestionan su precio a través del almacenamiento, previsiones y perspectivas de inversión”. Nos habla de un mundo que compite por alimentar a su población: “China acapara territorios en África y Latinoamérica para producir alimentos”. La competición se agrava por la pérdida de tierras fértiles debido a la erosión y las abruptas tormentas que estamos experimentando fruto del cambio climático. El ponente es claro: “Hay que blindar las tierras agrarias”. Hay que limitar el poder de las grandes energéticas cuya capacidad de presión sobre los agricultores viene respaldado por la ley, que les protege “como si fueran dioses”. Y hay que reaccionar rápido porque “la legislación es lenta pero el despliegue rápido”. Jesús, al igual que Luis, afirma que la movilización social es la única medida de presión a los políticos, ya que dependen del voto de los ciudadanos. 

También aclara una idea clave, a veces desconocida, los propietarios de las tierras y quienes las trabajan (propiamente, los agricultores) no son, a menudo, la misma persona y esto genera un gran problema porque los propietarios venden las tierras a las energéticas dejando sin posibilidad de trabajo a los agricultores. Ante esto, los agricultores tienen que acceder al mercado de la tierra para intentar comprar, pero el precio se ve “inflado” debido a la participación de estas grandes empresas energéticas con mucho más poder adquisitivo, una vez más incide en la idea de que “los que apoyan a las energéticas no son los agricultores, sino los propietarios de las tierras”.

Como conclusión a las tres intervenciones, los ponentes concuerdan en que hay que evitar la centralización y favorecer el autoconsumo ocupando territorio urbano. Hay que crear un estado de opinión que impulse la movilización social para liberar la toma de decisiones del lucro y someterla a la planificación. La desinformación representa un gran obstáculo en este aspecto. Se menciona que con un apoyo del 3% de la población, sería posible impulsar el cambio social necesario para lograr un futuro justo y sostenible. “¿Sería suficiente ese 3% en la sociedad actual?”.

Laura Bartolomé y Tommaso Brazzini

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